Es lo que tiene batirse en la vista de un juicio penal. A veces uno no está muy acertado en sus expresiones y por muy preparado que vaya, surgen imprevistos que tiene que ir resolviendo a salto de mata. También están los lapsus linguae que todos cometemos en un momento dado que, salvando la heterodoxia sexual, ¡qué digo!, procesal, la única consecuencia que suelen tener es aliviar la tensión de los participantes y provocar alguna que otra carcajada del respetable, lo cual hasta se agradece en un momento dado.
Claro que el primer día de un juicio mediático donde los haya que va a durar meses, que la letrada de la abogacía del estado, patrocinando por más señas a la Agencia Tributaria, para justificar su pretensión de no perseguir penalmente a una acusada, diga que lo de hacienda somos todos no era más que un slogan publicitario … que quieren que les diga. Que el que escribe estas líneas coincide con el juez Castro quien, a resultas de la astracanada, ha manifestado que él también se lo temía, pero dicho así, en ese foro y con tal aforo, lo podría haber apartado del guion por una cuestión de respeto.
No. No se trataba de ningún imprevisto ni de ningún error verbal involuntario. Pero lo hemos tenido que escuchar todos y seguro que se hará más popular que el referido spot publicitario.
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